Imaginemos un universo en el que no interviene la conciencia, es decir, la intencionalidad, el deseo o la voluntad. En ese universo todo se reducirá a una sucesión de acciones físicas absolutamente determinadas. Si admitimos, además, que en ese universo sin conciencia hay razones o causas para que sucedan las cosas, entonces un evento físico, como el calentamiento del agua, tendrá una consecuencia física: el hervor del agua.
Pero quizá tenemos que justificar por qué tiene que haber causas y efectos.
El poeta y filósofo Lucrecio decía que nada surge de la nada, y lo argumentaba bien: si algo pudiese surgir de la nada, todo podría surgir de cualquier cosa. De una piedra podría nacer un caballo, y de la luna, un reloj. No creo necesario demostrar por qué esto es así.
Comprendo que, a primera vista, se puede pensar que la frase «nada surge de la nada» no implica necesariamente la conclusión «todo puede surgir de cualquier cosa». A mí tampoco me pareció tan evidente cuando lo leí por primera vez. Dejo al lector que recorra su propio camino si le hace falta. Mi opinión es que el argumento de Lucrecio se puede discutir, pero dando varios saltos de nivel que, a fin de cuentas, no acaban de ser legítimos si se trata de discutir verdaderamente con Lucrecio, que vivió en el siglo uno antes de nuestra era. Recomiendo, pues, no buscarle tres pies al gato antes de tiempo: para poder criticar un argumento a menudo es imprescindible no solo oírlo antes. También hay que escucharlo sin prejuicios o, mejor aún, suspendiendo transitoriamente el juicio, por mucho que nos molesten ciertas inexactitudes de detalle.
Nos encontramos, pues, ante un universo que hemos querido imaginar sin conciencia, donde sólo se dan acciones físicas, que sólo producen efectos físicos: una cadena ininterrumpida de causas físicas que provocan efectos físicos. Estos efectos, a su vez, son causas para otros efectos. En un universo como éste, todo tiene consecuencias: si un átomo se descompone, eso tendrá algún efecto sobre alguna parte del sistema total, y este o estos efectos seguirán actuando instante tras instante, produciendo más y más efectos. Esto significa que un efecto actual es heredero de un efecto o de muchos efectos que tuvieron lugar hace milenios. Esta es la primera aproximación a la noción de acumulación kármica.
Continúa en El determinismo biológico
ACERCA DEL KARMA
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