Las personas, y también los animales, llevan a cabo acciones. Estas acciones pueden ser físicas, como construir un techo para resguardarse de la lluvia, o bien mentales, como sentir envidia, amor o, simplemente, proponerse construir un techo contra la lluvia.
No voy a discutir ahora si las acciones mentales son en último término físicas, es decir, procesos cerebrales.
Aunque lo fueran, eso no impide que resulte bastante fácil distinguir lo que llamamos una acción física de lo que llamamos una acción mental. Aceptemos, pues, la convención, ya que facilita, al menos en esta ocasión, el entendimiento.
Para evitar cualquier mala interpretación, añadiré algo. Mi intención aquí es hablar de acciones que de un modo sencillo pueden ser diferenciadas, las físicas y las mentales, pero no afirmaré en ningún momento nada acerca de su naturaleza, de lo que un filósofo llamaría su estatus ontológico o metafísico, de si las acciones son reales, materiales o cualquier otra cosa imaginable. Después de este paréntesis, destinado más que nada a no levantar suspicacias innecesarias, regreso a la cuestión de las acciones.
[1992]
2020
Se podrían añadir muchas cosas y aclarar algunos aspectos en el texto anterior, pero prefiero mantener la intención original con la que lo escribí. Pondré un ejemplo de a qué me refiero cuando digo que no quiero en estas aproximaciones al karma averiguar el estatus ontológico de las acciones mentales.
Pensemos en una película y en un bambú: es obvio que podemos hablar de manera muy diferente de una y de otro. La película ha sido creada por personas, es una obra de arte intencionada, se puede analizar desde el punto de vista de la narrativa o de la técnica cinematográfica, mientras que el bambú no es en sí misma una obra de arte creada por personas, no tiene cualidades narrativas obvias (excepto de una manera metafórica) ni se dirige a un público que lo contemplará en una sala de cine o en un aparato de televisión, no contiene escenas ni actores, etcétera. Son dos cosas muy diferentes . Ahora bien, tanto la película como el bambú están hechos en último término de moléculas y de átomos. Pero, aún sabiendo esto, podemos hablar de manera interminable de sus diferencias
Es en este sentido que digo que no me interesa por el momento saber el estatus ontológico, de qué están hechas o cuál es el origen de las acciones mentales, sino que tan solo quiero hablar de las cualidades (aparentes o no, reales o no) de la acciones mentales y de las cualidades de las acciones físicas, sin más.
Continúa en Las acciones y sus efectos…
[Celuloide y bambú, ilustración de Daniel Tubau]
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