Al examinar la vida política, nos dice Aristóteles, vemos que su objetivo parece ser el honor o los honores. Sin embargo, estos honores a los que se aspira se buscan para convencerse uno a sí mismo de la propia virtud, mediante el reconocimiento que los demás otorgan a nuestra persona: “Esos hombres parecen perseguir los honores para persuadirse a sí mismos de que son buenos, pues buscan ser admirados por los hombres sensatos y por los que los conocen, y por su virtud; es evidente, pues, que en opinión de estos hombres la virtud es superior”. Por lo tanto, la virtud será en sí misma preferible a los honores, aunque…