El asunto inquietante y enfermizo al que me refería (en El reloj interno) es el siguiente: del mismo modo que indicamos a nuestra mente que se despierte a determinada hora, podemos pedirle que nos recuerde, cuando veamos a un amigo, que nos tienen que devolver un libro. Y así sucede: nos olvidamos durante horas o días del libro y lo recordamos precisamente cuando vemos al amigo.
También podemos preparar a nuestra mente (y para esto hay buenas técnicas) para que se vaya preparando para el examen del día siguiente. Etcétera.
El problema es que nuestra mente puede llegar a ser demasiado obediente. Es sabido que tenemos una imagen interna de nosotros mismos que a veces nos retiene y a veces nos impulsa: muchas veces no somos capaces de hacer ciertas cosas porque una censura interior nos prohíbe imaginarnos haciéndolas. Etcétera.
¡Y qué diablos! Lleno páginas y páginas sin llegar al asunto. Claro, porque quiero hacer plausible y razonable (o al menos sugeridor de uan leve duda) un asunto que no pasa de ser un capricho conceptual, que muy bien podría valer para el argumento de un cuento. ¡Pero hay tantas cosas que me gustaría aclarar para no dejar expuesto sin defensa este pequeño capricho mío!
En fin. Un joven, casi un adolescente, lee mucha literatura francesa: Nerval, Champavert, Maupassant. También le gustan Poe y los fantásticos alemanes. El paso del tiempo, el suicidio, la enfermedad crónica, la melancolía. Alguien le dice que tiene el aspecto de un poeta romántico: pálido y ojeroso, de mirada turbia y sonrisa escéptica.
“Deja un hermoso cadáver”, “los poetas y los héroes mueren jóvenes”, esos son los lugares comunes que acostumbra a visitar. No se concibe a sí mismo viejo. Imagina que morirá todavía joven. A los 29 años, a los 30 o a los 33. La idea va quedando día a día grabada en su cerebro.
Pasan los años. El poeta va olvidando aquellas ideas. Ahora se imagina centenario. Piensa incluso que vivirá 139 años…
Ahora bien: ese antiguo poeta romántico soy yo. Tengo 33 años.
2020: Tal vez no queda claro el argumento del cuento o de la pesadilla: el poeta romántico programa su propia muerte temprana, quizá sin quererlo, del mismo modo que programamos nuestro reloj interno o recordamos lo que debemos decirle a un amigo. Y la sentencia, sin él quererlo, amenazaba cumplirse. Pero no se cumplió, de lo que puedo dar fe.
[1996]
Ocurrencias de un enfermo
Es una gran tentación encontrar una explicación para mi salud y mis enfermedades: “No te cuidas”, “Abusas de ti”. O lo contrario: “Te dejas llevar por el desánimo, “Las creas psicosomáticamente”. Todas son explicaciones maravillosas, pero me temo que son … Sigue leyendo
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Parece que se llamaba Luis Bertrand. David D’Angers y Saint Beuve le intentaron ayudar, pero fue en vano; tal vez el pudor del enfermo hizo que llegarán tarde para salvarlo. Ellos se encargaron de que su nombre no fuese olvidado. … Sigue leyendo
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Nació en Londres el 31 de octubre de 1795. A los quince años era huérfano de padre y madre. En 1817 publicó sus primeros poemas (ya había conocido a Shelley), y un año después Endymion. En el verano de ese … Sigue leyendo
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Lo primero que leí de Joseph Roth fue una película: La leyenda del santo bebedor. Como me gustó mucho, me compré el libro, que también me gustó. Así que seguí leyendo libros suyos: Hotel Savoy, Job, La marcha de Radetzky, … Sigue leyendo
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Epicuro es uno de los ilustres enfermos más famosos de todos los tiempos. Nació en el año 341 antes de nuestra era en Samos. Estudio con Nausífanes, seguidor de Demócrito, y acabo estableciéndose en Atenas. Allí, cuando ya Alejandro había … Sigue leyendo
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Quiso un azar malévolo y bromista que, cuando fui a descansar a casa de mi madre, me llevase un libro de Keats y otro de Aloysius Bertrand. Los dos murieron jóvenes y enfermos. Ese mismo azar ha actuado de nuevo … Sigue leyendo
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No porque muriese joven de una terrible enfermedad, ni porque fuese un enfermo crónico, sino porque la enfermedad significó para él una vía de conocimiento, como los sueños lo fueron para Descartes, de quien fue rival. Por eso está aquí. … Sigue leyendo
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